<<Monteverde
estudió en la secundaria, donde muy temprano tomó la decisión de estudiar
ingeniería. Yo creo que fue aquella lectura sobre los fenómenos electromagnéticos
y su magia alrededor de ellos, que le hizo tomar tal inclinación. Más tarde se
fue involucrando con el lenguaje abstracto de las matemáticas que, por cierto,
su lectura y manejo era demasiado fácil para él; nada del otro mundo, como a la
mayoría de sus compañeros de estudios que siempre se estrellaban contra la
pared, cuando se trataba de resolver algún problema de álgebra o trigonometría.
No, para él la matemática era más bien un juego que en mucho le divertía. Era
como ir armando con los números las piezas misteriosas del mundo. Así, pues,
entre fenómenos físicos y el juego lúdico con los números, nació el germen de
estudiar ingeniería. Allí mismo, entre libros de física y matemáticas se fue
forjando la imagen del ingeniero; como estar detrás de un gran escritorio de
madera de caoba, donde se extendía un sin fin de hojas de todos los tamaños,
las mejores plumas que podía portar un profesionista, y una calculadora
científica, que además de realizar cálculos especiales, graficaba los resultados
de éstos; la vestimenta —que no era de cualquier ingeniero— formal de un
casimir oscuro, camisa blanca manga larga con mancuernillas de oro y, sobre la
camisa, una elegante corbata con tintes color rojo: El modelo de ingenio que
anhela todo estudiante joven.>>
“El
ingeniero es un profesional que encarna los pilares de la innovación y el
progreso. Su pasión por el conocimiento y la solución de problemas lo lleva a
trazar un camino hacia un futuro mejor.
Este
experto en ciencia y tecnología posee una mente creativa que se nutre de su
habilidad de comprender a fondo los procesos y las herramientas necesarias para
crear soluciones innovadoras y eficientes.
El
ingeniero es un líder natural en su área, capaz de coordinar y motivar a
equipos multidisciplinarios para alcanzar objetivos colectivos. Su capacidad
para diseñar y ejecutar proyectos complejos lo invierte en un recurso
indispensable para la sociedad y para el sector productivo.
De
esta manera, el ingeniero se erige como un actor clave en el desarrollo
tecnológico, industrial y económico de cualquier país. Y es por lo que merece
un elogio especial por su dedicación y compromiso en mejorar el mundo que nos
rodea.”