martes, 15 de octubre de 2019

Cómo leer y por qué*



Foto tomada de: https://www.google.com.mx/search
Podría ser que cuando uno es lector, no por necesidad estudiantil, como sucede generalmente en las aulas universitarias; sino por necesidad ontológica, que permita conocernos más y mejor; como forma de descubrir lo ignorante que hemos sido y seguiremos siendo (nada más que con conocimiento de causa); y sobre todo, conocer que, a través de las palabras, se puede escuchar y sentir el verdadero placer de disfrutar la vida y, por lo tanto, su real sentido; el cómo leer y por qué, libro escrito por el crítico literario y profesor de humanidades en la Universidad de Yale, Harold Bloom, no tendría ningún interés, más que el de la curiosidad o el voyerismo intelectual de una práctica vivida todos los días. Pero no, el doctor Bloom es alguien dedicado en enseñar a leer a jóvenes universitarios por más de cinco décadas; a caminar las veredas que se deben seguir, para acompañarse de los grandes escritores de la humanidad, y descubrir la piedra de toque en la lectura de textos literarios.

Dos libros (de los demasiados escritos) que bien ha valido la pena leerlos a lo largo de los senderos recorridos por la lectura, han sido: El arte de leer, de Emilio Faguet y cómo leer un libro, de Mortimer J. Adler. Pero, cómo leer y por qué ha sido, hasta el momento, el mejor.

Éste, en comparación con ellos, nada que ver con los olores pragmáticos del tecnicismo escolar. El de Bloom, más bien es la praxis vívida de la posibilidad de ser, que los otros carecen; porque es bueno decirlo, así fueron pensados y escritos: Con la frialdad con que son redactados los libros escolares.

Cómo leer y por qué, es un libro de ensayo escrito, decía, por un crítico literario y, por ello, la intención de explicitar lo que está implícito en él, a través de los grandes maestros como Williams Shakespeare, su piedra de toque a lo largo del libro, porque este autor inglés contiene —nos dice el autor— todos los principios de la lectura, donde uno como lector, puede encontrar las respuestas al para, por qué y cómo leer: lo que uno no ve, la vida misma, la sabiduría.

Principios de renovación de la lectura que propone Harold Bloom, bajo la observación de que ésta debe ser por necesidad, el interés propio, o el placer de leer, más que por una empresa educativa. Por eso leamos, sobre todo literatura, porque es lo más saludable para el espíritu, porque ayuda a aliviar la soledad, a llenar de sensibilidad el vacío donde nos encontramos desde hace buen tiempo en esta modernidad.

Primicias que son el hilo conductor en el análisis de los personajes de la muestra literaria (cuentos, novelas, obras teatrales y poemas) presentada por Bloom en este libro, para argumentar la importancia de leer y cómo disfrutar en ello.

Pero veamos cuáles son estos principios que nos ofrece el canónico maestro newyorkino:

1.    Límpiate la mente de tópicos. 2. No trates de mejorar a tu vecino ni a tu ciudad con lo que lees ni por el modo en que no lees. 3. El intelectual es una vela que iluminará la voluntad y los anhelos de todos los hombres. 4. Para leer bien hay que ser inventor. 5. Recuperar lo irónico.

Así, este libro de ensayo estructurado en cinco partes, precedido por un prefacio y un prólogo, como por un epílogo. La primera parte dedicada al análisis de dieciochos cuentos, entre los que se puede encontrar: <<El prado de Bezhin y Kasian, el de las tierras bellas, de Iván Turguéniev>>, <<El beso, el estudiante y la dama del perrito, de Anton Chéjov>>, entre otros cuentos seleccionados debido a que todos ellos alcanzan en su arte algo rayano a la perfección. La segunda parte, dedicada a la poesía y, especialmente a poemas como: <<La rosa enferma, de William Blake>>, <<Canto a mi mismo, de Walt Whitman>>, <Mejor será ser malo que mal estimado
, Soneto 129: Despilfarro de aliento en derroche de afrenta y Soneto 144: Dos tengo amores de catástrofe y amparo, de William Shakespeare>>, <<El paraíso perdido, de John Milton>>, y otros más. La tercera parte a un primer listados de novelas, entre las cuales uno puede encontrar: <<El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes>>, <<La cartuja de Parma, de Stendhal>>, <<Grandes esperanzas, de Charles Dickens>>, <<Crimen y castigo, de Fiódor Dostoievski>>, o <<En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust>>. La cuarta parte dedicada a las obras teatrales: <<Hamlet, de William Shakespeare>>, <<Hedda Gabler, de Henrik Ibsen>> y <<La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde>>. Finalmente, la quinta parte es un regreso a la novela en un segundo listado: <<Moby Dick, de Herman Melville>>, <agonizo, de William Faulkner>>,  <<La subasta del lote 49, de Thomas Pynchon>>, <<Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy>>, como otras más.
Ahora bien, ¿qué es lo que sustenta esta estructura literaria, como para acercarse a ella?, ¿por qué leer las obras que constituyen el esqueleto de este libro? Y, sobre todo, ¿cómo leerlas? Veamos que nos sigue argumentando Harold Bloom en una brevísima muestra que he seleccionado:

De los cuentos, nos dice Bloom, esperamos por lo menos, conocer mejor nuestra realidad, nuestra vulnerabilidad al destino. Porque leerlos, si bien, no nos hace más sencillo, más sincero ni más yo mismo, si [un] deseo de ser mejor (aunque no pueda). Porque a través de Chejov, por ejemplo, se [nos] enseña que la literatura es una forma del bien, [a pesar, vaya la paradoja, que] mientras leemos, de que allí está al fin la verdad sobre la constante mezcla de infelicidad banal y alegría trágica que impregna la vida humana. Porque nos permite conocer de manera introductoria los difíciles placeres [de la vida, como lo postula] Guy Maupassant.

[Porque, como es el caso de la poesía, ésta nos permite mirar las cosas de manera trascendental], encontrarnos, y en ese proceso a veces descubrimos que somos más profundos y extraños de lo que creíamos.

La poesía puede ayudarnos a hablar más plena y claramente con nosotros mismos, y a oír, como de pesada esa conversación.

La razón primordial de la lectura es el fortalecimiento de la propia personalidad:

·         Porque nos educa para pensar con más sutiliza, y mayor conciencia de lo difícil que es romper con las respuestas convencionales que nos han inculcado.

·         Porque un poema nos puede llevar, como lector, de un oscuro viaje hacia una sensación de libertad.

·         Porque nos da su visión de la naturaleza humana.

·         Porque en la poesía se expresa tan maravillosamente el anhelo universal de amor y, al mismo tiempo, una conciencia profunda de que todo amor, literario y humano, depende de un conocimiento incompleto e incierto.

Y, ¿cómo leerla? Continuemos siguiendo a Bloom: [debemos leer poesía] con el oído interior [porque ello] nos permite, como lector, conocer la realidad y, más allá de la realidad supuesta. Siempre que sea posible, hay que aprenderse los poemas de memoria. Leer muy despacio, y de preferencia en voz alta, bien para sí, bien para otros.

Hay muchas maneras de leer bien, pero en todas está implícita nuestra atenta receptividad.

En suma, leer literatura, como es la propuesta de este libro, para obtener un placer estético y ampliar nuestra perspectiva espiritual. Por sus valores estéticos y espirituales, y quizá por [el] heroísmo de sus protagonistas. Porque nos altera la conciencia. Porque es un impulso hacia la libertad interior casi al precio que sea, como lo postula El retrato de una dama, de Henry James. Porque nos despierta a vivir una pasión intelectual y emotiva. Porque en los personajes de una novela, como Hans Castorp de La montaña mágica, podemos encontrar <>. Porque sólo la lectura atenta y constante proporciona y desarrolla plenamente una potencialidad autónoma. Nos sentencia Harold Bloom.



REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Bloom, Harold. (2002). Cómo leer y por qué. España: ANAGRAMA.

* Este texto apareció en la revista Perspectivas Docentes de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco en el año de 2013.

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