La
poesía es todo eso que hablamos de nosotros mismo
J.
M.
Numeralias
Comienzo con algunas
Numeralias sobre Jeremías Marquines, por el asombro de sus resultados como
poeta:
- En diecinueve años (1993-2012), ha sido
acreedor de 13 premios nacionales e internacionales de poesía. Es decir 0.68 de
premios obtenidos por año.
- En dieciséis años
(1996-2012), ha escrito y publicado once libros. Es decir 0.68 libro por año.
- En el año 2008, el
Instituto Estatal de Cultura le publica su libro de Poesía Varias especies de animales extraños cubiertos de piel jugando en una
cueva con un pico mientras Richard Dadd observa desde un calabozo de Bethlem, siendo
el titulo más largo que se tiene en la historia de las publicaciones. 24
palabras.
- Asombro por la notoriedad
numérica que converge con el alto rendimiento de competitividad en la geografía
nacional de la poesía.
-
Asombro porque del primer libro publicado, al más reciente, se sostiene la calidad
de cada uno de sus versos: El ritmo y la musicalidad de las metáforas e
imágenes de alta intensidad sensible manifestada en el conocimiento de las
palabras. Una obra poética: 1996-2012 que hoy se presenta en el más importante
suceso cultural en el Estado de Tabasco: La Feria Universitaria del Libro
Tabasco 2013.
Los
primeros encuentros
Conocí
por vez primera a Jeremías, a través de los labios del poeta Salvador Córdova
León, coordinador en ese entonces, del taller de literatura de la Universidad
Juárez Autónoma de Tabasco, a pregunta expresa de alguien que no recuerdo su
nombre, relacionado con la publicación del más reciente número de la “Tierra”,
suplemento cultural semanal que dirigía Salvador: “Le toca a Jeremías: Ya son
dos premios que ha ganado”. Corría los primeros años de la década de los
noventas. Después supe nuevamente de Marquines, cuando leí su nombre en la
revista “Sortilegio de locos”, que alguien me hizo llegar y que, el Flaco como
algunos le dicen por acá en Tabasco, dirigía. Pero en realidad, cuando lo
conocí en persona fue en el antiguo “café selecto”, ubicado en el mismo parador
cultural donde aún se encuentra “el submarino”, muy cerca de la plazuela del
Águila. Allí se inició el constante diálogo con el poeta: la literatura. La poesía,
este ha sido el hilo conductor de su amistad. Es pertinente mencionar, por
ejemplo, ese diálogo en corto muy reciente durante la Ceremonia de Inauguración
del Encuentro Iberoamericano de poesía Carlos Pellicer Cámara, donde el poeta
me hizo un recuento del estado actual de la geografía poética y de sus poetas
en nuestro país, donde él ya era una realidad; mientras el protocolo
burocrático del Encuentro poético hacía para nosotros sus tenues ruidos. Hoy lo
menciono con el mayor asombro de los años.
Realidad
y literatura
Quiero dar inicio mencionando un texto que es
contemporáneo a este corte diacrónico de la obra (inconclusa) poética de
Jeremías Marquines (1996-2012), porque lo considero pertinente para trazar
brevemente su arte de poeta. La postura como escritor que es, frente y ante la
realidad. El texto al que me refiero, son los Apuntes sobre la desfase entre literatura y realidad, que la
Sociedad de Académicos de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, publicó
para fortuna de los universitarios en enero de 1997. En él Jeremías nos
plantea, ante la incertidumbre de la realidad tres puntos: La adecuación del
lenguaje poético; la renovación de las estructuras de expresión de dicha
realidad y la interpretación de ella. Porque para escribir, para ser poeta,
Marquines nos dice que hay que “ser interprete de nuestra realidad”, ser ésta
objeto de reflexión, de entendimiento para poder explicar y explicarnos el
lugar que jugamos en esta vida. Pero este ser interprete de la realidad que
propone Alfonso Romano —continúa diciéndonos Jeremías—, es lo que los
escritores jóvenes y no tan jóvenes hemos olvidado; se lanzan temas donde el
principal actor trata de ser la vertiginosa y contrahecha realidad de estos
últimos tiempos, las modas, las tendencias económicas que predominan, la
música, las nuevas formas de comunicación, se les da el tiro de gracia a los
escasos mitos que aún quedan y a los últimos resabios de ideologías, sin una
reflexión seria de lo que realmente está pasando con el entorno. Esta vorágine
de la escritura-atomista y atemporal no ha variado nada, no hay ningún aporte
y, de haber, son sólo titubeos incompresibles perdidos en el mar de las
divagaciones de este fin de siglo.
Por
ello es, palabra más palabra menos de Jeremías, la importancia del estudio de
la realidad en la obra de creación y más cuando que esta inventa, debido a que
es el punto de partida de toda función estética, en el entendido de que el arte
es parte del interrogatorio que el hombre hace de su realidad, desde un
determinado marco referencial.
Cuestionamiento de la realidad para poder
entenderla, y con esto, tender puentes entre lo pasado y el hoy
predominantemente científico y tecnológico, donde la poesía juega un papel
decisivo en la recreación y actualización de los mitos y las leyendas, como el
brillo de las palabras ciertamente en desusos. La interpretación de la realidad
como punto de partida; que seguramente al acercarse a la obra poética de
Jeremías, notarán en su lectura como uno de los elementos que sustentan la
calidad de sus poemas. Esa nuestra realidad de la cual “el escritor parte para
crear una realidad paralela, una nueva realidad de lo posible que a la vez le
de respuesta y catalice sus deseos de lo que él quiere sea su propia realidad y
ensanche el ritmo esencial del universo”. Universos paralelos que da inicio con
El ojo es una alcándara de luz en los
espejos para hablarnos de la incertidumbre, la locura, la tristeza, la
ceguera, el vacío, el abismo, el escepticismo,
la muerte. La muerte por la muerte misma, asunto del poema titulado Tau,
decimonovena letra del alfabeto griego, última del alfabeto hebreo.
Tau,
un reflejo posible de lo que hoy somos tu y yo; el ocaso de la vida; la
incertidumbre, el escepticismo ante la demencia, la enajenación y la enfermedad
mental del hombre como amenaza de él mismo, o por qué no, aunque pareciera
paradójico decirlo, panacea a la necesidad de morirse. Así también perplejidad
del yo lírico que aún tiene tiempo de reflexionar un porqué de las cosas; el
porqué del dolor como respuesta a toda búsqueda de vida.
Escuchemos
al poeta:
Qué voy hacer con
esta mi alma entristecida,
Con
el este ojo pudriéndose en la eternidad
de los espejos.
Con
esta ciudad donde acecha la luna bajo
el párpado del loco.
y
uno ya no sabe por qué en los muros alguien
abre un hueco para estar a solas.
Ojo
surrealista, neo-surrealista o hiperrealista, que más bien en estos tiempos se
trata de un ojo consciente; porque aun cuando en el poema hay elementos
visuales que pudieran ser producto del inconsciente; en la actualidad, el
hábitat nuestro, la realidad supera muchos los sueños.
Poética y estilística
En
Jeremías, su poética es de formas de ser gris por dentro, sin rayar con cierto
nihilismo, digamos nittscheniano (necesario diría la voz de Zaratustra para
engendrar una estrella radiante); porque si leemos la obra de Jeremías,
veremos, que frente a la oscuridad y tristeza, ante el imposible radiante caos
presente en cada uno de sus poemas, está por ejemplo, el ojo como alcándara de
luz en los espejos, el canto de un petirrojo, el humor, la ironía o el
erotismo, presente por ejemplo, en la atmósfera de Varias especies de animales extraños cubiertos de piel jugando en una
cueva con un pico mientras Richard Dadd observa desde un calabozo de Betlem. La
historia de un pintor inglés demente que asesina a su padre. Una historia
poética de atmósfera fabulesca, fantasiosa, llena de nomos, de duendes o de
animales más extraños que nos podemos encontrar a lo largo de sus textos. Un
universo paralelo que el poeta Jeremías recrea con los elementos de la realidad
que vivió el artista plástico. Un poema donde las palabras y los personajes
animalescos tienen vida y, donde Marquines creador se materializa, se hace uno.
Materialización constante en cada uno de sus versos, desde su primer libro
hasta Acapulco Golden, pasando por Bordes trashumantes, donde el escritor,
el poeta, hace una interpretación y recreación de uno de los grandes problemas
sociales, sobre todo humano, como es la migración, sin dejar de mencionar, el
que pareciera el libro menos formal, sin serlo por supuesto, una vez leído por
lo menos por segunda ocasión: Dónde tiene
el hoyo la pantera rosa, imagen de ese gran agujero negro donde habitamos y
desde donde también el poeta se nutre como fuente elixir para su creación.
Escuchemos
nuevamente algunos fragmentos:
Nunca es igual a nada. El hoyo
Es
aprendizaje de uno mismo.
*
Pienso en la escritura: ¿Estoy
adentro
o afuera de la hoja?
*
Yo escribo porque tengo sed.
Habito
en el hoyo, entre sus ecos.
Aquí
no pasa el tiempo, se quedan
los
párpados cerrados.
Criaturas anfibias,
ruinas
de otros hoyos.
*
Yo habito en él, sobre esta página.
O
estos esbozos sobre poética y estilística en Acapulco Golden, sin ninguna intención de reducir la historia
poética de este libro, basado en la visita a Acapulco, de Malcolm Lowry:
Para demostrar que su talento es real,
El
novelista se corta las manos.
Mira
la sangre convertirse en aro de fuego.
Entonces,
es capaz de escribir como la vida misma.
*
El
problema del amor es su argumento.
Así
sucede, nada está dicho en vano,
por
juego o destreza.
Como
fin que se logre es otra cosa.
Todo
es cuestión de estilo,
de
forma y contenido,
porque
el lenguaje
y
a veces, como en la literatura,
mucha
autenticidad suena falsa.
*
El
deseo es un libro imaginario
que escribes con
alfileres,
cerrando los ojos.
En
suma una obra poética que refleja una atmósfera, reitero, llena de pesimismo,
escepticismo, incertidumbre, de tristeza, vacío, abismo, de una realidad
apocalíptica, de constante caos, pero constituida de mucha vitalidad
humorística frente al desamparo. Donde el poeta Jeremías Marquines se
materializa para darle vida y humanizar las palabras, a los animales y los objetos. Donde el placer epicúreo está
presente en estos dieciséis años de hablar de nosotros mismos.
* Este texto fue leído en la presentación de la obra poética de Jeremías Marquines, el 14 de noviembre de 2013 en Ciudad Universitaria, dentro de la Feria Universitaria del Libro, Tabasco 2013.
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