lunes, 23 de diciembre de 2013

Algunos esbozos sobre la poética (1996-2012) de Jeremías Marquines*


 
La poesía es todo eso que hablamos de nosotros mismo

J. M.


Numeralias

 

Comienzo con algunas Numeralias sobre Jeremías Marquines, por el asombro de sus resultados como poeta:

-  En diecinueve años (1993-2012), ha sido acreedor de 13 premios nacionales e internacionales de poesía. Es decir 0.68 de premios obtenidos por año.

- En dieciséis años (1996-2012), ha escrito y publicado once libros. Es decir 0.68 libro por año.

- En el año 2008, el Instituto Estatal de Cultura le publica su libro de Poesía Varias especies de animales extraños cubiertos de piel jugando en una cueva con un pico mientras Richard Dadd observa desde un calabozo de Bethlem, siendo el titulo más largo que se tiene en la historia de las publicaciones. 24 palabras.

- Asombro por la notoriedad numérica que converge con el alto rendimiento de competitividad en la geografía nacional de la poesía.

- Asombro porque del primer libro publicado, al más reciente, se sostiene la calidad de cada uno de sus versos: El ritmo y la musicalidad de las metáforas e imágenes de alta intensidad sensible manifestada en el conocimiento de las palabras. Una obra poética: 1996-2012 que hoy se presenta en el más importante suceso cultural en el Estado de Tabasco: La Feria Universitaria del Libro Tabasco 2013.

Los primeros encuentros

Conocí por vez primera a Jeremías, a través de los labios del poeta Salvador Córdova León, coordinador en ese entonces, del taller de literatura de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, a pregunta expresa de alguien que no recuerdo su nombre, relacionado con la publicación del más reciente número de la “Tierra”, suplemento cultural semanal que dirigía Salvador: “Le toca a Jeremías: Ya son dos premios que ha ganado”. Corría los primeros años de la década de los noventas. Después supe nuevamente de Marquines, cuando leí su nombre en la revista “Sortilegio de locos”, que alguien me hizo llegar y que, el Flaco como algunos le dicen por acá en Tabasco, dirigía. Pero en realidad, cuando lo conocí en persona fue en el antiguo “café selecto”, ubicado en el mismo parador cultural donde aún se encuentra “el submarino”, muy cerca de la plazuela del Águila. Allí se inició el constante diálogo con el poeta: la literatura. La poesía, este ha sido el hilo conductor de su amistad. Es pertinente mencionar, por ejemplo, ese diálogo en corto muy reciente durante la Ceremonia de Inauguración del Encuentro Iberoamericano de poesía Carlos Pellicer Cámara, donde el poeta me hizo un recuento del estado actual de la geografía poética y de sus poetas en nuestro país, donde él ya era una realidad; mientras el protocolo burocrático del Encuentro poético hacía para nosotros sus tenues ruidos. Hoy lo menciono con el mayor asombro de los años.

Realidad y literatura

Quiero dar inicio mencionando un texto que es contemporáneo a este corte diacrónico de la obra (inconclusa) poética de Jeremías Marquines (1996-2012), porque lo considero pertinente para trazar brevemente su arte de poeta. La postura como escritor que es, frente y ante la realidad. El texto al que me refiero, son los Apuntes sobre la desfase entre literatura y realidad, que la Sociedad de Académicos de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, publicó para fortuna de los universitarios en enero de 1997. En él Jeremías nos plantea, ante la incertidumbre de la realidad tres puntos: La adecuación del lenguaje poético; la renovación de las estructuras de expresión de dicha realidad y la interpretación de ella. Porque para escribir, para ser poeta, Marquines nos dice que hay que “ser interprete de nuestra realidad”, ser ésta objeto de reflexión, de entendimiento para poder explicar y explicarnos el lugar que jugamos en esta vida. Pero este ser interprete de la realidad que propone Alfonso Romano —continúa diciéndonos Jeremías—, es lo que los escritores jóvenes y no tan jóvenes hemos olvidado; se lanzan temas donde el principal actor trata de ser la vertiginosa y contrahecha realidad de estos últimos tiempos, las modas, las tendencias económicas que predominan, la música, las nuevas formas de comunicación, se les da el tiro de gracia a los escasos mitos que aún quedan y a los últimos resabios de ideologías, sin una reflexión seria de lo que realmente está pasando con el entorno. Esta vorágine de la escritura-atomista y atemporal no ha variado nada, no hay ningún aporte y, de haber, son sólo titubeos incompresibles perdidos en el mar de las divagaciones de este fin de siglo.

Por ello es, palabra más palabra menos de Jeremías, la importancia del estudio de la realidad en la obra de creación y más cuando que esta inventa, debido a que es el punto de partida de toda función estética, en el entendido de que el arte es parte del interrogatorio que el hombre hace de su realidad, desde un determinado marco referencial.

Cuestionamiento de la realidad para poder entenderla, y con esto, tender puentes entre lo pasado y el hoy predominantemente científico y tecnológico, donde la poesía juega un papel decisivo en la recreación y actualización de los mitos y las leyendas, como el brillo de las palabras ciertamente en desusos. La interpretación de la realidad como punto de partida; que seguramente al acercarse a la obra poética de Jeremías, notarán en su lectura como uno de los elementos que sustentan la calidad de sus poemas. Esa nuestra realidad de la cual “el escritor parte para crear una realidad paralela, una nueva realidad de lo posible que a la vez le de respuesta y catalice sus deseos de lo que él quiere sea su propia realidad y ensanche el ritmo esencial del universo”. Universos paralelos que da inicio con El ojo es una alcándara de luz en los espejos para hablarnos de la incertidumbre, la locura, la tristeza, la ceguera, el vacío, el abismo, el  escepticismo, la muerte. La muerte por la muerte misma, asunto del poema titulado Tau, decimonovena letra del alfabeto griego, última del alfabeto hebreo.

Tau, un reflejo posible de lo que hoy somos tu y yo; el ocaso de la vida; la incertidumbre, el escepticismo ante la demencia, la enajenación y la enfermedad mental del hombre como amenaza de él mismo, o por qué no, aunque pareciera paradójico decirlo, panacea a la necesidad de morirse. Así también perplejidad del yo lírico que aún tiene tiempo de reflexionar un porqué de las cosas; el porqué del dolor como respuesta a toda búsqueda de vida.

 

Escuchemos al poeta:                  

Qué voy hacer con esta mi alma entristecida,

                        Con el este ojo pudriéndose en la eternidad

                                        de los espejos.

                        Con esta ciudad donde acecha la luna bajo

                                      el párpado del loco.

                        y uno ya no sabe por qué en los muros alguien

                                      abre un hueco para estar a solas.

 

Ojo surrealista, neo-surrealista o hiperrealista, que más bien en estos tiempos se trata de un ojo consciente; porque aun cuando en el poema hay elementos visuales que pudieran ser producto del inconsciente; en la actualidad, el hábitat nuestro, la realidad supera muchos los sueños.

Poética y estilística

En Jeremías, su poética es de formas de ser gris por dentro, sin rayar con cierto nihilismo, digamos nittscheniano (necesario diría la voz de Zaratustra para engendrar una estrella radiante); porque si leemos la obra de Jeremías, veremos, que frente a la oscuridad y tristeza, ante el imposible radiante caos presente en cada uno de sus poemas, está por ejemplo, el ojo como alcándara de luz en los espejos, el canto de un petirrojo, el humor, la ironía o el erotismo, presente por ejemplo, en la atmósfera de Varias especies de animales extraños cubiertos de piel jugando en una cueva con un pico mientras Richard Dadd observa desde un calabozo de Betlem. La historia de un pintor inglés demente que asesina a su padre. Una historia poética de atmósfera fabulesca, fantasiosa, llena de nomos, de duendes o de animales más extraños que nos podemos encontrar a lo largo de sus textos. Un universo paralelo que el poeta Jeremías recrea con los elementos de la realidad que vivió el artista plástico. Un poema donde las palabras y los personajes animalescos tienen vida y, donde Marquines creador se materializa, se hace uno. Materialización constante en cada uno de sus versos, desde su primer libro hasta Acapulco Golden, pasando por Bordes trashumantes, donde el escritor, el poeta, hace una interpretación y recreación de uno de los grandes problemas sociales, sobre todo humano, como es la migración, sin dejar de mencionar, el que pareciera el libro menos formal, sin serlo por supuesto, una vez leído por lo menos por segunda ocasión: Dónde tiene el hoyo la pantera rosa, imagen de ese gran agujero negro donde habitamos y desde donde también el poeta se nutre como fuente elixir para su creación.

Escuchemos nuevamente algunos fragmentos:

                        Nunca es igual a nada. El hoyo

                        Es aprendizaje de uno mismo.

                                               *

                        Pienso en la escritura: ¿Estoy

                        adentro o afuera de la hoja?

                                               *

                        Yo escribo porque tengo sed.

                        Habito en el hoyo, entre sus ecos.

                        Aquí no pasa el tiempo, se quedan

                        los párpados cerrados.

                        Criaturas anfibias,

                        ruinas de otros hoyos.

                                               *

                        Yo habito en él, sobre esta página.

O estos esbozos sobre poética y estilística en Acapulco Golden, sin ninguna intención de reducir la historia poética de este libro, basado en la visita a Acapulco, de Malcolm Lowry:          

                        Para demostrar que su talento es real,

                        El novelista se corta las manos.

                        Mira la sangre convertirse en aro de fuego.

                        Entonces, es capaz de escribir como la vida misma. 

                                                           *

                        El problema del amor es su argumento.

                        Así sucede, nada está dicho en vano,

                        por juego o destreza.

                        Como fin que se logre es otra cosa.

                        Todo es cuestión de estilo,

                        de forma y contenido,

                        porque el lenguaje

                        y a veces, como en la literatura,

                        mucha autenticidad suena falsa.

                                                           *

                        El deseo es un libro imaginario

que escribes con alfileres,

cerrando los ojos.

 

En suma una obra poética que refleja una atmósfera, reitero, llena de pesimismo, escepticismo, incertidumbre, de tristeza, vacío, abismo, de una realidad apocalíptica, de constante caos, pero constituida de mucha vitalidad humorística frente al desamparo. Donde el poeta Jeremías Marquines se materializa para darle vida y humanizar las palabras, a los animales y  los objetos. Donde el placer epicúreo está presente en estos dieciséis años de hablar de nosotros mismos.


* Este texto fue leído en la presentación de la obra poética de Jeremías Marquines, el 14 de noviembre de 2013 en Ciudad Universitaria, dentro de la Feria Universitaria del Libro, Tabasco 2013.

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