El
asombro de volver a ver y escuchar con otros oídos sobre el panel acristalado
de la computadora en un programa de televisión cultural de México, bajo el
nombre de Debate, a Heinz Dieterich.
Maestro alemán de rostro inexpresivo, como la cara congelada de la seriedad por
el tecnicismo de una cámara detenida por el tiempo más que por el espacio; algo
parecida a la de Lutiger, profesor del antiguo Centro de Enseñanza de Inglés de
la universidad que su sentido del humor estaba impregnado de sarcasmo con la mirada encima del hombro. Dos rostros en común,
dos lugareños de la misma nacionalidad; dos profesores universitarios, uno de
la Autónoma Xochimilco, Lutiger de la Autónoma de Tabasco que no será el caso,
en esta ocasión, hablar más de él.
Tuvo
que pasar una década, para volverme a encontrar al profesor Heinz Dieterich.
Ahora en un diplomado, que llevaba el nombre de calidad educativa, organizado nuevamente por la Universidad de
Tabasco. Ciertamente no como la primera vez, sino a través de un texto, subtitulado,
Globalización
y Educación: la realidad, tomado del libro La Sociedad Global:
Educación, Mercado y Democracia, editado por
Joaquín Mortiz coescrito con uno de los grandes lingüistas del siglo XX y lo
que va del XXI: Noam Chomsky. En verdad, un gran texto revelador de las
falacias en las ideas que el neoliberalismo vendió a los países en vías de desarrollo,
especialmente a nuestro país, como la panacea a la solución de los males
económicos, sociales, políticos y culturales. Tan sólo un capítulo del libro
que abrió brechas a mi ingenuo e ignorante desconocimiento de lo significa la profesionalización
como docente universitario, que sintetizo
en pocas líneas: 1. Que capitalismo neoliberal no podía, no pudo ni
podrá garantizar la distribución de la riqueza más que para unos cuantos; una
minoría privilegiada. Hoy siglo XXI, 2019, lo estamos viendo y viviendo: el
incremento de la pobreza aumentó en relación a los casi treinta y siete años de imposición
del modelo económico neoliberal en México. 2. Que esta pobreza de millones de
mexicanos no es producto del empleo que prometió el modelo económico (entre
otros factores, hoy se dice y está comprobado: por la corrupción de los
funcionarios públicos y representantes empresariales nacionales y
transnacionales) sino del subempleo en el país. 3. Que los datos y tendencias
empíricas de la evolución económica global en el país podían, decidieron y aún
determinan los requisitos ocupacionales
de las transnacionales en este proceso las que a su vez prescriben las actuales
reformas educativas en las universidades públicas de México y, con mayor
incidencias en las de los Estados. 4. Requisitos que implica, según mi subrayado en el texto
mencionado, la no-utilización educativa del
enorme potencial humano [y con ello…] una grave destrucción de
creatividad y talento. Sin embargo, el sistema paga este precio, porque la función de América Latina
(para nuestro caso México) dentro de la división internacional del trabajo no
consiste en proveer innovaciones científico-tecnológicas —convirtiéndose en un
peligroso rival en el mercado mundial— sino suministrar mano de obra barata y
materias primas. Los talentos que tienen que protegerse, son los de las
metrópolis, no los [… de los países en vía de desarrollo]. 5. ["La
privatización de la educación superior ha impuesto cada vez, en mayor cuantía,
la imposición de los estándares curriculares de eficiencia, competitividad,
evaluación, etc., del Primer Mundo en América Latina, [México, verbi gracia].
Estos patrones culturales —que son esencialmente medios de dominación, no de
eficientización— rigen crecientemente las formas y contenidos de enseñanza
desde los niveles primarios hasta los sistemas de posgrados"].
Tal
vez la globalización, producto del modelo de pensamiento neoliberal tiene
alguna ventaja en el orden material,
social y cultural; pero a lo largo de casi cuatro décadas ha sido más
bien para unos cuantos.
Heinz
Dieterich. Verle, oír su voz y escucharle, es reconocer el eco de un pensamiento político, social, económico
y cultural que caló en aquel joven en sus inicios como profesor universitario.
Hoy a la distancia, este maestro alemán-mexicano, me recuerda que, a pesar de
cualquier prejuicio que me haya formado en aquel curso de metodología de la
investigación, los principios son los principios y si no están construidos bajo
ningún dogma: inquebrantables cimientos del pensamiento y conocimiento. De la
congruencia y la honestidad.
1 comentario:
Bien por esos comentarios, en particular sobre Una Oda Tropical de Pellicer, es claro, como dices, que el poema nos hace sentir que somos parte intima de la naturaleza, curiosamente, digo yo, como un helecho o mas aun y sin que se vea como chanza a un Cobit 19 y esto lo digo por esa relacion que haces entre literatura y ciencia que me parece acertada porque si no se les da a las dos la misma importancia en nuestras escuelas seguro no aguantaremos otra pandemia como esta con virus que simplemente nos llevan mas de 300000 años de ventaja en cuestión de sobrevivencia. Felicitaciones por tocar estos temas tan importantes.
Publicar un comentario